Blanca Busquets se atreve con la novela en forma de concierto

Un concierto para dos violines y dos mujeres muy diferentes para interpretarlo sobre el escenario y sobre la vida misma. Así fluye ‘La casa del silencio’, la última novela de Blanca Busquets (ganadora del Premi Llibreter 2011). En ella, como en la partitura de Bach, los sentimientos están a flor de piel y la pasión, la sensibilidad y el rencor sacuden a estas violinistas.

Blanca Busquets

Entre pasaje y pasaje aparecen los hombres, de los que a veces parecen depender sus vidas. Sin embargo, poco a poco descubrirán que al final ellos van y vienen y que lo que permanece siempre es la música.

Blanca Busquets se adentra en esta novela coral, que sucede entre Barcelona y Berlín, en un mundo donde los detalles, las casualidades y los matices dejan un poso casi mágico parecido al que deja el sonido elegante de un violín.

Dos mujeres antagónicas, musicalmente hablando y también en la forma de expresarse con su entorno y sus relaciones, ¿cómo surgieron estos dos personajes?

El concierto para dos violines de Bach, sobre todo el primer movimiento, que es una persecución de dos violines era demasiada tentación para no ponerlo al lado de dos mujeres que se odian porque las dos han sido amantes del mismo señor. Éste tenía que ser el director de orquesta. Esto se me metió en la cabeza y pensé que tenía que hacer una novela sobre esto.

¿El resto vino a partir de ahí?

Sí, eso es. A partir de ahí vino todo: lo vestí y empecé a añadirle cosas que he vivido con la música sobre todo. Metí casi sin darme cuenta lo que había vivido con músicos del otro lado del Telón de Acero y esa relación musical que lo rompe un poco todo y que pasa por encima de muros y de telones. También aparece el chocolate siempre lo meto en todas partes. Y luego la voz que parece la más inocente de todas pero que es la que lo sabe todo, la de la criada María.

¿Cómo describirías tú a esas dos mujeres protagonistas?

Las dos son personas muy solas. Una lo sabe llevar bien y la otra no. La que no lo sabe llevar bien, Ana, se amarga ella misma y amarga a los otros. En el fondo es una desgraciada porque la han abandonado y es la que lo pasa peor. La otra, Teresa, es simplemente una violinista sensible que por culpa de Ana lo pasa mal. Ella simplemente intenta portarse bien con la gente y ya está.

En la novela aparece el hombre que complica todo…

Este es el juego entre sexos, la vida. Aparece un hombre en la vida de una mujer y o la destroza o la sube a las nubes. Puede pasar cualquier cosa”.

¿La música entreteje a veces nuestra vida como hace con esta novela?

Yo creo que para mucha gente sí. Para mí esta novela es más el mundo de la música desde el punto de vista de los músicos. Creo que cuando sabes música, sin querer ser pedante, de alguna manera la vida es diferente, la ves de otra forma. La música te abre la perspectiva y hace que veas el mundo con más caminos.

¿Crees entonces que la música influye a las personas que la han estudiado?

Yo creo que sí. Es como si te hubiesen dado un regalo, una cosa muy valiosa que nunca te va a abandonar, que la vas a tener siempre. La gente que tiene esa cosa tan valiosa va por la vida de otra manera. Es como un poso que está dentro de ti y que te hace verlo todo de otra manera, sin despreciar nada. Las personas que han crecido con la música tienen algo que a otras personas les cuesta años obtener.

¿Te gustan más los protagonistas femeninos?
Aunque también tengo novelas con protagonistas masculinos, mis lectores siempre me dicen que aunque hablaba un hombre en realidad la novela hablaba de mujeres, y las protagonistas siempre son ellas. Siempre acabo hablando desde el prisma de una mujer y con mujeres protagonistas.

Ana es realmente mala…

Se quedó sola y entonces pueden pasar dos cosas: que lo lleves bien o que lo lleves mal, que es lo que le pasa a ella. No sé si es exagerado o no su papel pero yo he conocido a gente, no sólo mujeres, que piensa y que actúa como ella porque les ha pasado algo en la infancia que les ha llevado a la necesidad de posesión de quien sea. Esa necesidad de posesión y de no estar solos es lo que les lleva a pensar así y a hacer barbaridades.

Ese apego está a la orden del día…

Yo creo que las cosas que nos pasan en la infancia nos marcan para siempre y estas cosas traumáticas es lo que hay que vigilar con un niño”.

¿Crees que hay muchos músicos que como Ana no tienen alma a la hora de tocar?

Sí, por supuesto. Es muy difícil hacer música a la hora de tocar y hay muchos que hacen notas. Les escuchas y piensas que tocan muy bien pero que no han dicho nada. En cambio, hay otros que saben comunicar y que el instrumento no es el fin sino el medio para llegar a la música. De estos hay muy pocos, pero los que lo consiguen son una maravilla.

El personaje de María, la criada, es el que realmente enamora…

Me lo he pasado pipa describiendo a María. Quería crear un personaje aparentemente ingenuo, que llega de Andalucía, del mundo del cante jondo, y que se encuentra con un señor que toca a Bach en una casa enorme. Como tiene una inteligencia natural empieza a ver cosas y a emitir sus propias opiniones. Aprende de la vida y por eso ya no le escandaliza nada.

¿Cuánto hay de autobiográfico en la novela?

Todos los personajes siempre tienen algo de mí. Supongo que me he sentido sola algunas veces y con deseo de poseer como Ana, también he luchado por lo que querido y lo he conseguido (por ejemplo, publicar novelas) como Teresa o también he sido la que ha escuchado y la que ha observado como María. Todas las mujeres del libro , incluso también los hombre, tienen un poquito de mí, pero sobre todo lo que la novela tiene de mí es la música.

De todas tus dos facetas (escritora y periodista) escoges la primera…

Siempre.

¿Qué pequeñas cosas te inspiran a la hora de escribir?

La vida cotidiana y mi imaginación. Cuando veo a alguien en el tren, en el metro o en el bus tiendo a imaginar qué vida tiene esta persona. Para escribir creo que debes ser un observador de la vida que no se escandaliza. Creo que se debe intentar pensar o adivinar por qué está actuando esa persona que a ti no te gusta. Si no lo haces es imposible saber qué diantres está pasando.

¿En qué momento del día sueles hacerlo?

Siempre por la mañana cuando me levanto.

¿Por qué ‘La casa del silencio’ como título?

Hay un momento del libro en que María, la criada, dice “aquella casa era la casa del silencio” porque cuando el señor no estaba había un silencio sepulcral, y al fin y al cabo, la habitación del piano en la que él tocaba estaba aislada y para ella, que iba de un sitio para otro en una casa tan grande era una casa silenciosa.

Al final, la justicia parece imponerse y todo termina como debiera…

Siempre intento hacer un ajuste de cuentas, aunque sin un ‘happy end’ porque no es realista. Me gusta ajustar cuentas sin olvidar que es la vida. Pienso que cada uno encuentra lo que merece. La vida al final te lo da y es lo que intento demostrar: lo que siembras, lo recoges”.

¿Cómo crees que está repartido hoy el mundo: abundan las Teresas o las Anas?

Hay un poco de todo. Somos variados y además cada uno tiene sus virtudes y sus defectos. Por eso, la humanidad es como un puzzle que se va encajando aunque a veces haya roces o equivocaciones.

¿Qué tiene para ti la música?

La música es lo que siempre suena en mis orejas. Si no me acompañara sentiría que me falta algo porque siempre he vivido con música. Si me quedara sola en una isla desierta, aparte de buscar rápidamente algo para escribir, creo que inventaría un instrumento.