Blanca Busquets se atreve con la novela en forma de concierto

Un concierto para dos violines y dos mujeres muy diferentes para interpretarlo sobre el escenario y sobre la vida misma. Así fluye ‘La casa del silencio’, la última novela de Blanca Busquets (ganadora del Premi Llibreter 2011). En ella, como en la partitura de Bach, los sentimientos están a flor de piel y la pasión, la sensibilidad y el rencor sacuden a estas violinistas.

Blanca Busquets

Entre pasaje y pasaje aparecen los hombres, de los que a veces parecen depender sus vidas. Sin embargo, poco a poco descubrirán que al final ellos van y vienen y que lo que permanece siempre es la música.

Blanca Busquets se adentra en esta novela coral, que sucede entre Barcelona y Berlín, en un mundo donde los detalles, las casualidades y los matices dejan un poso casi mágico parecido al que deja el sonido elegante de un violín.

Dos mujeres antagónicas, musicalmente hablando y también en la forma de expresarse con su entorno y sus relaciones, ¿cómo surgieron estos dos personajes?

El concierto para dos violines de Bach, sobre todo el primer movimiento, que es una persecución de dos violines era demasiada tentación para no ponerlo al lado de dos mujeres que se odian porque las dos han sido amantes del mismo señor. Éste tenía que ser el director de orquesta. Esto se me metió en la cabeza y pensé que tenía que hacer una novela sobre esto.

¿El resto vino a partir de ahí?

Sí, eso es. A partir de ahí vino todo: lo vestí y empecé a añadirle cosas que he vivido con la música sobre todo. Metí casi sin darme cuenta lo que había vivido con músicos del otro lado del Telón de Acero y esa relación musical que lo rompe un poco todo y que pasa por encima de muros y de telones. También aparece el chocolate siempre lo meto en todas partes. Y luego la voz que parece la más inocente de todas pero que es la que lo sabe todo, la de la criada María.

¿Cómo describirías tú a esas dos mujeres protagonistas?

Las dos son personas muy solas. Una lo sabe llevar bien y la otra no. La que no lo sabe llevar bien, Ana, se amarga ella misma y amarga a los otros. En el fondo es una desgraciada porque la han abandonado y es la que lo pasa peor. La otra, Teresa, es simplemente una violinista sensible que por culpa de Ana lo pasa mal. Ella simplemente intenta portarse bien con la gente y ya está.

En la novela aparece el hombre que complica todo…

Este es el juego entre sexos, la vida. Aparece un hombre en la vida de una mujer y o la destroza o la sube a las nubes. Puede pasar cualquier cosa”.

¿La música entreteje a veces nuestra vida como hace con esta novela?

Yo creo que para mucha gente sí. Para mí esta novela es más el mundo de la música desde el punto de vista de los músicos. Creo que cuando sabes música, sin querer ser pedante, de alguna manera la vida es diferente, la ves de otra forma. La música te abre la perspectiva y hace que veas el mundo con más caminos.

¿Crees entonces que la música influye a las personas que la han estudiado?

Yo creo que sí. Es como si te hubiesen dado un regalo, una cosa muy valiosa que nunca te va a abandonar, que la vas a tener siempre. La gente que tiene esa cosa tan valiosa va por la vida de otra manera. Es como un poso que está dentro de ti y que te hace verlo todo de otra manera, sin despreciar nada. Las personas que han crecido con la música tienen algo que a otras personas les cuesta años obtener.

¿Te gustan más los protagonistas femeninos?
Aunque también tengo novelas con protagonistas masculinos, mis lectores siempre me dicen que aunque hablaba un hombre en realidad la novela hablaba de mujeres, y las protagonistas siempre son ellas. Siempre acabo hablando desde el prisma de una mujer y con mujeres protagonistas.

Ana es realmente mala…

Se quedó sola y entonces pueden pasar dos cosas: que lo lleves bien o que lo lleves mal, que es lo que le pasa a ella. No sé si es exagerado o no su papel pero yo he conocido a gente, no sólo mujeres, que piensa y que actúa como ella porque les ha pasado algo en la infancia que les ha llevado a la necesidad de posesión de quien sea. Esa necesidad de posesión y de no estar solos es lo que les lleva a pensar así y a hacer barbaridades.

Ese apego está a la orden del día…

Yo creo que las cosas que nos pasan en la infancia nos marcan para siempre y estas cosas traumáticas es lo que hay que vigilar con un niño”.

¿Crees que hay muchos músicos que como Ana no tienen alma a la hora de tocar?

Sí, por supuesto. Es muy difícil hacer música a la hora de tocar y hay muchos que hacen notas. Les escuchas y piensas que tocan muy bien pero que no han dicho nada. En cambio, hay otros que saben comunicar y que el instrumento no es el fin sino el medio para llegar a la música. De estos hay muy pocos, pero los que lo consiguen son una maravilla.

El personaje de María, la criada, es el que realmente enamora…

Me lo he pasado pipa describiendo a María. Quería crear un personaje aparentemente ingenuo, que llega de Andalucía, del mundo del cante jondo, y que se encuentra con un señor que toca a Bach en una casa enorme. Como tiene una inteligencia natural empieza a ver cosas y a emitir sus propias opiniones. Aprende de la vida y por eso ya no le escandaliza nada.

¿Cuánto hay de autobiográfico en la novela?

Todos los personajes siempre tienen algo de mí. Supongo que me he sentido sola algunas veces y con deseo de poseer como Ana, también he luchado por lo que querido y lo he conseguido (por ejemplo, publicar novelas) como Teresa o también he sido la que ha escuchado y la que ha observado como María. Todas las mujeres del libro , incluso también los hombre, tienen un poquito de mí, pero sobre todo lo que la novela tiene de mí es la música.

De todas tus dos facetas (escritora y periodista) escoges la primera…

Siempre.

¿Qué pequeñas cosas te inspiran a la hora de escribir?

La vida cotidiana y mi imaginación. Cuando veo a alguien en el tren, en el metro o en el bus tiendo a imaginar qué vida tiene esta persona. Para escribir creo que debes ser un observador de la vida que no se escandaliza. Creo que se debe intentar pensar o adivinar por qué está actuando esa persona que a ti no te gusta. Si no lo haces es imposible saber qué diantres está pasando.

¿En qué momento del día sueles hacerlo?

Siempre por la mañana cuando me levanto.

¿Por qué ‘La casa del silencio’ como título?

Hay un momento del libro en que María, la criada, dice “aquella casa era la casa del silencio” porque cuando el señor no estaba había un silencio sepulcral, y al fin y al cabo, la habitación del piano en la que él tocaba estaba aislada y para ella, que iba de un sitio para otro en una casa tan grande era una casa silenciosa.

Al final, la justicia parece imponerse y todo termina como debiera…

Siempre intento hacer un ajuste de cuentas, aunque sin un ‘happy end’ porque no es realista. Me gusta ajustar cuentas sin olvidar que es la vida. Pienso que cada uno encuentra lo que merece. La vida al final te lo da y es lo que intento demostrar: lo que siembras, lo recoges”.

¿Cómo crees que está repartido hoy el mundo: abundan las Teresas o las Anas?

Hay un poco de todo. Somos variados y además cada uno tiene sus virtudes y sus defectos. Por eso, la humanidad es como un puzzle que se va encajando aunque a veces haya roces o equivocaciones.

¿Qué tiene para ti la música?

La música es lo que siempre suena en mis orejas. Si no me acompañara sentiría que me falta algo porque siempre he vivido con música. Si me quedara sola en una isla desierta, aparte de buscar rápidamente algo para escribir, creo que inventaría un instrumento.

Sr. Chinarro: “Es el regreso de la ley de la selva”

Antonio Luque, o lo que es lo mismo, su `alter ego´ Sr. Chinarro, está imparable. Tres discos en los tres últimos años y ya van nada menos que 14 en una carrera que empezó en Sevilla allá por los años 90. El último acaba de ver la luz bajo el nombre de ‘Enhorabuena a los cuatro’ (`Mushroom Pillow´) y va “dedicado” a una pareja y sus respectivos amantes.

Sr. Chinarro

Sr. Chinarro es irónico, astuto, reflexivo, introvertido, tímido y unos de los referentes de la música española considerada indie. Así puede apreciarse al menos cuando en un macrofestival al estilo del último Primavera Sound el público se rinde a sus pies a las ocho de la tarde. Chinarro, o Luque, es de esos músicos que tiene la necesidad de crear para sentirse bien consigo mismo. Para él, un día termina con la mejor sonrisa si ha conseguido sacar de dentro una canción, quizás unos pasajes.

“Me gusta hacer canciones. El día que consigo hacer una tengo un sentimiento de haber creado una especie de mundo paralelo en el que me siento especialmente protegido, como si fuera mi burbuja. Luego me cuesta venderlo a los demás”, confiesa.

Enhorabuena a los cuatro surge pensando en el fracaso de la idea del amor romántico como el principio del fracaso de la sociedad.

“Empieza la pareja, pasan a ser cuatro y así llegamos a un sistema repleto de traiciones y que está montado sobre una base falsa”, afirma el artista.

“¿Por qué hablar de amor en este momento? Porque todo va de esto también. El fracaso comienza individualmente, se expande en nuestras relaciones más próximas y acabamos fracasando como país o como primer mundo”, añade.

“Es el regreso de la ley de la selva”, dice casi a modo de sentencia.

“Un día leí un texto de El Mundo Today que decía “El Congreso aprueba la Ley de la Selva” y creo que es exactamente eso lo que está ocurriendo. En las relaciones personales pasa lo mismo. En los bares, aprecio que tiene plena vigencia y que los monos tienen una vida sexual más intensa que la nuestra. Un poco sobre eso va el disco. No sobre el amor romántico, sino sobre lo contrario. Deberíamos dejar de pensar en grandes relatos que son de finales del siglo XIX”, apostilla.

Su música, llena de ironía, de letras sencillas pero con poso, de juegos de palabras y dobles sentidos, hace que el que la escucha piense un poco más allá, reflexione en parte sobre su responsabilidad dentro de esta sociedad. Y todo a pesar de que Luque confiesa no sentir la obligación de hacer discos conceptuales: “Si haces las canciones en un periodo de tiempo concreto, ese tiempo tiene unas preocupaciones concretas y, de eso, salen las letras”.

“En el disco anterior, Menos samba, sí que había canciones abiertamente políticas, en apariencia reaccionarias, pero claro, quién no me pille la ironía normalmente pues menos me la iba a pillar en esas letras que eran menos poéticas. Por eso me costó trabajo decidir publicar ese disco”, añade.

Luque acaba de mudarse a Madrid, donde parece sentirse como pez en al agua: “Como siga saliendo tanto de noche no voy a pillar ningún museo abierto”, bromea.

“Hay que ser fuerte, no te puedes quedar pensando que tienes unos años y que has grabado 14 discos. Voy a seguir luchando y si la primera línea está aquí [en Madrid], pues para aquí, y a vivir que son dos días”, cuenta ahora en tono más serio.

“Creo que la gente con ganas de trabajar va donde hay más movimiento. Guille Mostaza o Anni B. Sweet están a un metro de distancia y les dices, ¿puedes venir? Y en 10 minutos están aquí. En Sevilla, en Málaga o en Cádiz esto es más complicado. Además solemos reunirnos en sitios donde hay un tirador de cerveza y eso facilita las relaciones”, suelta con una sonrisa irónica, casi pícara.

Enhorabuena a los cuatro, grabado en septiembre el Red Bull Studio de Matadero Madrid y producido por Marc Greenwood, es una colección de 12 canciones que en realidad se terminaron de componer hace un año. Ahora toca salir al escenario y recorrer las salas

Sr. Chinarro estará en Madrid en el Museo Cerralbo, y le seguirán conciertos por toda la geografía española: Santiago, Pontevedra, Vigo, Algeciras, Elche, Albacete, León…

“El directo mola porque el disco vuelve a nacer. Rememoras el momento en que nació cada canción y los sentimientos que te llevaron a componerla. Si encima encuentras que tienes un buen escenario, un buen equipo y un buen público, lo flipas. Es el gran juego del rocanrol”.

En mente ya las canciones de un próximo disco (sí, sí, ya decíamos que este chico no para). Esta vez más oscuras, más abstractas y propias de una fase de introspección mayor de quien quiere defenderse de ‘esa selva’ gigante en la vivimos. | Ylenia Álvarez para Coveritmedia

Loquillo, Leiva y Rot, tres mosqueteros que reivindican el rocanrol

Loquillo, Leiva y Ariel Rot se unen para iniciar una minigira de tres conciertos bajo el lema `Uno de los nuestros´. Los tres roqueros, que quieren reivindicar el rocanrol en castellano sobre los escenarios, presentaron su gira en las oficinas de Google en España.

Por el momento, los conciertos de Uno de los nuestros tienen únicamente tres fechas confirmadas, aunque pretenden aprovechar el verano para ampliar la gira. Loquillo, Leiva y Rot actúan en Madrid (6 de junio, Palacio Vistalegre), Barcelona (8 de junio, Poble Espanyol) y Málaga (28 de junio, Palacio Municipal de Deportes Martín Carpena).

Loquillo, Leiva y Ariel Rot se unen para una minigira

Los tres intérpretes coinciden en que habrá «un antes y un después» de estos tres conciertos en la historia del rock español. | Y. A. | D. G. | Coveritmedia.

Prohibido morirse en Disneyland

Walt Disney tendido en una cama de un hospital, solo, a media luz. Mientras, suenan los ritmos inquietantes y repetitivos de Philip Glass. Una lechuza, símbolo de la muerte, se acerca y saca al ídolo de masas del sueño americano, del famoso ‘American Dream’. Ese es el prólogo y una de las ideas que se repiten durante toda la ópera ‘El americano perfecto’, compuesta por Philip Glass y basada en la novela de Peter Stephan Jungk de nombre homónimo.

The Perfect American

El Teatro Real presenta su última producción, un estreno mundial de repercusión no menos internacional: un as que su director artístico, Gerard Mortier, se ha sacado de la manga dando un giro de 180º a la situación del Real, tras una temporada pasada horribilis a causa de las cuentas y los recortes de la institución.

Un Walt Disney enfermo quiere visitar Marceline, el humilde pueblo donde él y su hermano Roy pasaron parte de su infancia. Folklore, paz, ríos con patos a los que solían imitar de pequeños cual Donald (“cuac, cuac”, se encarga de recordar el coro), tartas de manzana, palomitas y tiendas de golosinas.

Sí, todo muy made in America, muy perfecto, muy Disney. Allí hará su aparición Dantine, mucho más que un antiguo ilustrador de la compañía. Dantine simboliza al trabajador hormiguita, ese que con su lápiz ha dibujado las orejas de Mickey Mouse, el cuerpecito de Bambi o el traje de Blancanieves. ¿Quién es el verdadero creador entonces? ¿Cuántos dibujos han salido de las manos de Walt Disney?

‘El americano perfecto’ ofrece un recorrido por diferentes momentos de los últimos meses de vida de uno de los hombres más aclamados del siglo XX. El cáncer, el miedo, la soledad, el ego, el legado, los últimos momentos felices… Todo queda plasmado con ayuda de la música de Glass, quien combina de forma súbita pasajes tristes (sin caer en ningún momento en la tristeza profunda) con pasajes más divertidos, airosos y rítmicos.

Todos profundamente melódicos y narrativos, y minimalistas (aunque a él, al compositor, no le guste demasiado llamarlos así). Glass escribe incluso un ‘Cumpleaños feliz’ para celebrar el 65 aniversario de Walt, una melodía muy emotiva y de carácter ceremonial.

El escenario del Teatro Real, donde se desarrolla la acción, deja con la boca abierta a los soñadores. Se convierte en una especie de ‘proyector giratorio’ que se transforma, según las diferentes escenas del libreto, en un hospital, en la casa de Walt, en Marceline o en los famosos estudios de Disney. Todo de una forma onírica, delicada, cinematográfica, con decenas de guiños y dosis de poesía nada ‘romanticona’. Más bien, poesía moderna, tecnológica y sutil.

waltdisney | Foto Javier del Real | Teatro Real.

Dos invitados de excepción se cuelan en escena. El primero de ellos es el presidente Abraham Lincoln en forma de autómata. Su conversación con Walt es uno de los momentos más maravillosos de la ópera. Dirigido por el séquito de dibujantes de Disney consigue ponerse en marcha y hacer toda una declaración de libertad y alabanza mientras proclama el poder de los Estados Unidos.

Sin embargo, Disney no comparte sus creencias y le reprocha que la libertad de los negros haya ido demasiado lejos. El segundo en aparecer es el excéntrico y personal Andy Warhol, otro de los símbolos americanos del siglo XX. Interesado en hacer un retrato de Walt para su serie de superestrellas americanas, proclama su amor por él, a la vez que cuela su colorido: morado intenso, amarillo, verde, rojo…

Dantine y Walt; Josh, un pequeño con el que se encuentra Disney en el hospital que lo idolatra, y Lucy, una niña que llega a su casa y no le conoce. La ópera está llena de puntos de vista y de personajes que lanzan preguntas retóricas al espectador. ¿Cómo tienes tiempo de hacer todos esos dibujos? ¿Cómo se te ocurren todas esas ideas? ¿Qué es lo que haces?

waltdisney Javier del Real : Teatro Real.

“Soy un cuentacuentos. Y haré cualquier cosa para contar mi cuento. Soy como una abeja. Voy de un escritorio a otro, recolectando polen. Animo y motivo a todo el mundo. Es como si los fertilizara”, afirma Walt siguiendo el libreto.

Así, con el acento puesto en Disney, ‘El americano perfecto’ no es más que una reflexión profunda sobre el concepto general del artista, de la idea y del proceso creativo en sí. Habla de los sentimientos del creador, de su miedo a la muerte, y del saber que su obra trascenderá mucho más que él mismo. El artista-creador que juega a ser Dios realmente no es más que un ser humano.

Bajo una música intimista dos pulmones enfermos presiden la escena. Es un momento melódico donde fluyen los recuerdos. Walt Disney tiene cáncer y le van a extirpar el pulmón izquierdo. Le quedan como máximo dos años. Pequeñas caritas de Mickey Mouse se agrupan en forma de tumor en sus pulmones.

Así, poco a poco la muerte gana la partida, aunque jamás, o mejor dicho “nunca jamás” se pronunciará “morir” en Disneyland, “ese lugar donde todos los sueños se hacen realidad”. | Reportaje por Ylenia Álvarez para Coveritmedia

Philip Glass resucita a Walt Disney en la ópera ‘El americano perfecto’

El mundo de la cultura mira estos días hacia Madrid. En la capital, se ultiman todos los detalles de la nueva ópera de Philip Glass (Baltimore, 1937), ‘El americano perfecto’, basada en el libro de Peter Stephan Jungk (‘El ameriano perfecto. Tras la pista de Walt Disney’. Editorial Turner Noema) y que se estrena el martes 22 de enero.

Philip Glass Foto Javier del Real

A medida que avanzan los días, se conocen más y más detalles de la ópera, que reunirá a los críticos más importantes del mundo (Los Angeles Times y The New York Times ya se han acreditado) y a los melómanos más entusiastas del país.

Dicen que los músicos amateurs se atreven rápidamente a interpretar la música de Philip Glass, ya que, a primera vista, y con la partitura delante, los pasajes repetitivos típicos del autor americano parecen accesibles y enseguida se dejan escuchar. Justo de forma contraria reaccionan los músicos profesionales, que rehuyen de la partitura y se quejan de su complejidad, paradójicamente desapercibida por los primeros.

“La música de Philip Glass no perdona una nota en falso”, dice justamente Dennis R. Davies, el director musical de ‘El americano perfecto’.

De cualquier forma, el llamado representante de la música minimalista, es uno de los compositores más reputados de finales del siglo XX y principios del XXI. Con 24 óperas en su haber, 10 sinfonías, innumerables obras para piano, violonchelo, cámara y diferentes bandas sonoras de películas (‘El show de Truman’, ‘Las horas’ o ‘Kasandra’s dream’) continúa actualmente inmerso en la composición de obras.

Davies le compara con Beethoven en ese sentido, “porque a la vez tenía sobre la mesa la quinta, la sexta y la séptima sinfonía y las iba alternando en su composición al igual que hace Glass”.

«Trabaja muchísimo. Para esta ocasión, incluso cuando habían comenzado los ensayos, hizo modificaciones en la música. Tiene una forma de componer muy moderna, que implica un trabajo muy flexible e inmediato”, afirma.

La música de Glass gira de nuevo sobre una serie de notas que otros relegaron a un segundo plano. Glass las saca del trasfondo y las pone en un primer plano convirtiéndolas en el tema principal. Todo con un sentido esencial del tiempo y fragmentos largos que se repiten con cambios súbitos de ritmo.

La idea de Gerard Mortier
‘El perfecto americano’ supone la vuelta a su trilogía de retratos: ‘Einstein on the Beach’ (1979), ‘Satyagraha’ (1980), basada en la vida de Ghandi, y Akenatón (1984), las primeras óperas de Philip Glass.

Cuando el actual director artístico del Teatro Real, Gerard Mortier, estaba en la ópera de Nueva York (2007 – 2009) se le ocurrió que la novela de Jungk, basada en el gran Walt Disney, sería perfecta para una ópera de Glass y le dio a conocer el libro. El compositor aceptó el reto y contó con Rudy Wurlitzer para la realización del libreto. Finalmente, fue encargada y coproducida por el Teatro Real y la English National Opera, donde se presentará en el próximo mes junio.

‘El americano perfecto’ no es una biografía de Walt Disney, sino una serie de reflexiones sobre él a través de diferentes momentos de su vida. A su vez, en ella se ponen de relieve varios debates en torno a la creación artística.

“¿Quién es el genio que hay detrás de las creaciones? ¿Es Disney o eran los trabajadores que estaban allí como hormiguitas día tras día?”, plantea Phelim McDermott, el director escénico en la rueda de prensa previa al ensayo general.

Precisamente sobre ello ha hablado también el escritor de la novela, Peter Stephan Jungk.

“Me fascinó cómo Disney se apropiaba y consideraba suyo todo lo que creaba para él. Todas las creaciones que sus cientos de colaboradores elaboraban para él, las engullía el nombre de Walt Disney, perdiéndose en una especie de agujero cósmico. Todos los dibujantes que trabajan para Disney lo sabían desde el principio. En los contratos de trabajo, se detallaba incluso: `Si usted desea trabajar para nosotros, debe saber que su nombre será silenciado o saldrá en segundo plano´”, explica.

De parte de estos trabajadores se pone Wilhelm Dantine, un antiguo ilustrador austríaco que trabajó para Disney y que fue despedido injustamente. Obsesionado con su figura, investiga los últimos meses de vida del creador de la mayor industria de animación y se convierte así en personaje principal de esta ópera, que también crea una visión de América y del American Dream.

Abraham Lincoln y Andy Warhol
La partitura está estructurada en un prólogo, dos actos y un epílogo. El primer acto versa sobre el Walt Disney conocido por la gente y visto desde el exterior, en su entorno familiar. En él tiene lugar su diálogo con la estatua de Abraham Lincoln mientras suena música de la Guerra Civil.

En el segundo acto se aprecia el hombre desconocido, el hombre que tiene miedo a la muerte. En él aparece Andy Warhol, quién inspiró a Glass un colorido basado en su gama primaria.

En el escenario, se verán unas máquinas que quieren representar un estudio de cine, también una serie de imágenes oníricas. Un momento especial se dará en el aniversario de Walt Disney, para el que Glass ha creado una música de cumpleaños que no es la conocida por todos.

Tampoco faltarán los niños, porque “no se puede hacer una ópera de Walt Disney sin niños”, confiesa Davies. Aparecerán concretamente dos: un niño enfermo que coincide con él (su gran ídolo) en el hospital, y una niña que va a su casa durante la noche de Halloween.

Eso sí, en cuanto a la música, “no hay ninguna similitud entre la de las películas de Disney y la de Philip Glass”, afirma el director musical.

En cambio, en la escenografía, si cualquiera se fija quizás pueda ver enmascarados diferentes elementos de la gran factoría. Todo sin saltarse las potentes leyes impuestas por Disney, siempre tan celosa de las imágenes que han salido de sus estudios. | Reportaje por Ylenia Álvarez para Coveritmedia

The Bright: “Queríamos hacer música americana en castellano”

Hace ya más de año y medio que `The Bright´ sacaba su álbum debut y desde entonces el grupo de folk-rock leonés no ha dejado de girar por las salas de medio país. En diciembre, volvieron a la madrileña sala Sol con un regalo bajo el brazo, el adelanto de su siguiente trabajo, que para sorpresa de todos suena en castellano.

The Bright - FOTO by Nerea de Cos

Su primer disco, Soundtrack for a winter’s tale, supuso el descubrimiento de un dúo con tintes muy americanos y con una fuerte personalidad fruto de la envolvente voz de Miryam Gutiérrez y de la fuerza de las guitarras y mandolinas de Aníbal Sánchez.

De pronto, todos los kilómetros que separan esa América profunda de llanos interminables y sierras inhóspitas de los fríos y duros paisajes leoneses casaron en un mismo sonido. The Bright acercó dos mundos y los convirtió en su propio territorio.

Con la resaca de un gran concierto sobre las espaldas y con la lluvia fina como fondo de este encuentro, Miryam y Aníbal se confesaban de forma pausada, sencilla y natural.

“Desde que salió el álbum creo que llevamos unos 100 conciertos, así que el balance es extraordinario. Es un disco que movimos muchísimo, gustó mucho, los conciertos salieron todos superbien y viajamos por toda España, y eso que con la base de operaciones en León, muchas veces es complicado”, explica el guitarrista.

The Bright nació en 2010, aunque tanto Miryam como Aníbal llevaban tiempo con la guitarra probando suerte en diferentes formaciones. Miryam empezó con 15 años en un grupo llamado Olwen. Allí estuvo hasta que se quedó sola tocando por los garitos de León.

Aníbal, por su parte, comenzó en Lester & The Bangs y en The Backliners y también colaboraba con Miryam. Al final se convirtieron en dúo y cortaron el nombre The Bright Baby Blues (el de Miryam en solitario) por The Bright.

Después de Soundtrack for a winter’s tale, la banda no ha querido dormirse en los laureles y ya está ultimando su nuevo trabajo, que verá la luz en marzo y será en castellano.

“Hicimos el primer disco en inglés y estuvo bien, pero un día pensé en hacer algo que siguiera sonando a música americana, pero en castellano. Probé y probé y salió ‘Ela’. Quedé tan contenta y me sonó con tantísima identidad que decidí continuar. Así fueron saliendo una y otra, y todo fue con mucha naturalidad”, relata Miryam.

Cuando Aníbal escuchó la primera canción, enseguida la animó.

“Supe que había que seguir por ahí, porque tenía muy buena identidad. De todas formas, nosotros no creemos que haya que defender un idioma y denostar al otro. Están bien los dos. Nos gusta hacer música en inglés y en español. No es que sea el idioma sea secundario, pero sí es cierto que no es tan importante como la calidad global de la música y las canciones”, dice.

Para la elaboración del disco, que aún no tiene nombre, han contado una vez más con la supervisión del productor Juan Marigorta, de Estudios Tripolares de León y contará, previsiblemente, con 12 temas.

“Creo que es un disco bastante más intenso, más cañero y roquerillo que el anterior. Hemos metido más ruido. Es una evolución, lo que te va pidiendo el cuerpo”, asegura Miryam.

“Lo que pasó con el primer disco es que cuando lo grabamos en realidad no teníamos banda. ‘Soundtrack…’ era un disco de estudio al que le dimos un acabado muy cuidadoso, pero como no habíamos tocado nunca con banda tiene un sonido diferente. Tampoco voy a decir que es peor. Es un disco más de salón de casa. En el nuevo, también hay canciones íntimas, pero suena más a directo. Es más cañero”, confiesa la otra mitad de The Bright.

Como no podía ser de otra forma, ese dúo encuentra sus influencias en el country, el folk y el rock americano. Se confiesan fans de Neil Young, Tom Petty o grupos de ahora, como Mumford & Sons, Alela Diane o Laura Marling.

Somos muy fans de la música de los 60, cuando se sacaba un disco cada seis meses, y encima cada disco era mejor que el anterior. Era un ritmo que ahora mismo se ha perdido y que es difícil de mantener cuando no te dedicas a esto las 24 horas del día, ya que nosotros tenemos nuestros trabajos aparte. Vamos al ritmo que nos permite también nuestra vida, pero aún así no nos gusta dejar dormir las cosas”, confiesa Aníbal.

Los dos integrantes de The Bright combinan la música con otros trabajos y ahora que el grupo se ha consolidado no ven tampoco expectativas de que su situación vaya a cambiar.

El grupo The Bright FOTO by Nerea de Cos

“No somos lloricas. No queremos empezar a quejarnos, porque sabemos que las cosas están mal y hay que seguir hacia adelante. Este es uno de esos momentos en los que hay que dar el callo. Con todos los parados que hay ahora mismo, yo que tengo dos trabajos cómo me voy a quejar. Estoy encantado de la vida”, sostiene Aníbal.

The Bright se entrega en cada concierto y en cada nota que sale de sus guitarras. Si tuvieran que elegir, probablemente, Miryam se quedaría con los directos. Aunque le gusta mucho componer la soledad del papel en blanco siempre impone y frustra.

“El momento con que nos quedamos son los conciertos, aunque es cierto que componiendo en casa, donde echas muchísimas horas, también lo disfrutas mucho a pesar de que a veces lo pasas un poco mal, porque puedes haber estado 10 horas y no haber hecho absolutamente nada”, relata la vocalista.

Aníbal, quizás, se deja más llevar por esa búsqueda de sonidos dentro de un estudio que a veces es casi como un juego.

Más grabaciones, últimos detalles, presentación, promo, conciertos y más conciertos, y sobre todo, nuevas sensaciones. El año 2013 viene cargado para The Bright. Sin embargo, en un ataque de sencillez ellos solo esperan “que todo vaya como hasta ahora”. | Reportaje por Ylenia Álvarez | Fotos por Nerea de Cos | Coveritmedia.